Escuchando los Glaciares

Hemeroteca del clima

Calendario glaciar

Existe una Hemeroteca del Clima, que año tras año, desde el último millón de años, la naturaleza con sus procesos está dejando escrito en los grandes casquetes glaciares de la Antártica y Groenlandia  en el Ártico. Este calendario glaciar que con una precisión anual, registra el clima de la Tierra y su evolución, alcanza ya un intervalo de tiempo que va desde hace un millón de años hasta el presente.

Esta información, que constituye la serie temporal climática de intervalo anual más larga que se conoce, se evidenció en las perforaciones con extracción de testigo continuo del casquete glaciar del hielo antártico. Se inició a finales del siglo XX junto a la Base Antártica Rusa Vostok, recuperando testigos de hielo de hasta 430.000 años de antigüedad. Se completó hasta 780.000 años en el Domo C antártico, rebasando recientemente el millón de años de antigüedad en el, también antártico, Domo F.

¿Cómo se obtiene la información de los testigos de hielo continental?

Pero, ¿cómo se extrae la información climática de los testigos de hielo?, ¿cómo se revela dicha información?, ¿dónde está contenida?, ¿cuál es la clave?

Cuando nieva, la nieve reciente es muy floja, su densidad es de 0,10 a 0,15 gr/cm3, pues tiene mucho aire entre los cristales de hielo entrecruzados que la conforman. El peso de las sucesivas nevadas caídas encima va compactando nuestra primera nevada, que aumenta su densidad según va expulsando el aire intersticial. A mayor cantidad de aire expulsado, mayor densidad alcanzan las capas de nieve.

Llega un momento en el que las capas que soportan más peso, las inferiores, se colapsan, se endurecen y terminan siendo hielo. Con el hielo así formado, las últimas porciones de aire ya no pueden escapar al exterior, quedando retenidas en el hielo en forma de burbujas de aire. Estamos hablando del hielo glaciar, que se forma en los continentes.  

Estas burbujas de aire conservan porciones del aire de la atmósfera existente en el momento de la primera nevada en cuestión. Si supiéramos la edad en la que cayó esa nevada, sabríamos cuál era la composición de la atmósfera en ese momento. ¡Pues sí!, podemos medir también la edad de ese hielo. Su clave está también el aire de dichas burbujas. Veamos cómo.

En la alta atmósfera, debido a las radiaciones de alta energía, se forman pequeñas cantidad de isótopos, algunos de ellos radiactivos, como por ejemplo el Berilo de masa 10. Este isótopo radiactivo posee un periodo de semidesintegración de 1.500.000 años, lo que permite medir edades del hielo glaciar, con la máxima precisión, en este caso anual, hasta esa antigüedad.

El hielo marino, que proviene de agua de mar que se congela, no sirve para este menester, pues no contiene burbujas de aire.

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